No pertenezco a esa enorme
generalización de mexicanos que tienen en Brasil a su México de repuesto. Dicen
las televisoras que en cuestiones de futbol, todos los mexicanos apoyamos a
Brasil una vez concluida la participación mundialista de “los nuestros”.
Comentan que esto nació a raíz del flamante campeonato del mundo que ganó la “verdeamarela”
en nuestro país en 1970. Millones de mexicanos depositan en Pelé el voto de
mejor jugador de la historia. Pues bien, yo soy completamente lo contrario como
mexicano. Se me cuelga un enano de los huevos cada que Brasil gana lo que sea
en futbol.
No tengo una razón de peso para
odiar el triunfo carioca, simplemente no comulgo, y no comulgo. De sobra sé la
calidad de sus jugadores, aun recuerdo con emoción los años noventas que nos
regaló Ronaldo, “el señor del partido en medio en la sonrisa”. Un poema verlo
driblar jugadores enfundado en la camiseta del Inter, o del PSV, hasta del
Madrid. O que decir del Rivaldo del Barcelona, el cual creo tiene un injusto sitio
en la historia al no ser tan reconocido. Ni hablar de Ronaldinho, que le recordó al mundo lo importante de jugar para divertirse simplemente.
Cuando era niño, la gente
suspiraba por Zico, yo prefería a Maradona o a Platini o a Negrete. El mundial
del 86 la selección de Brasil se refugió en mi ciudad Guadalajara y la gente
creo que apoyaba más a los cariocas que a nuestros muchachos comandados por el
hoy Jefe Boy. Francia se encargó de echarlos del mundial y yo fui un niño
extrañamente feliz.
Opino que a los niños de nuestra
generación Xuxa nos arrancó sonrisas infantiles y erecciones juveniles. Brasil
siempre ha dado mucho de qué hablar en todos los niveles. El cine brasileño es
muy bueno, nuestro “chavo del ocho” es ídolo allá. El gol de Roberto Carlos a
Francia de tiro libre es una obra maestra, me quito el sombrero ante el defensor
del Madrid por años. Sin embargo no puedo negar haber sentido tanto placer al
ver a Caniggia anotar el solitario 1-0 en Italia 90, o celebrar el doblete de
Zidane en la final del 98.
Dicen que Pelé es el mejor
jugador de la historia, probablemente lo sea. Yo solo he visto videos de sus
grandes jugadas, pero para mí es necesario observar juegos completos de los
jugadores para ver su comportamiento total dentro de la cancha y así
valorarlos, dudo que Pelé hiciera cincuenta jugadas iguales a las de sus videos
durante los 90 minutos de juego. Por eso yo en mi ranking de jugadores solo
coloco a los que vi de verdad jugar.
Quizás mi más bello momento en
contra de Brasil fue, claro, cuando les ganamos la final de la Copa
confederaciones. Estoy seguro que si hubiésemos perdido la gente hubiera dicho:
“bueno, nos ganó Brasil, que al cabo es como nuestro segundo equipo”... Gracias a
Dios no hubo oportunidad para que eso sucediera cuando México hundió a
la Canarinha en la derrota esa noche.
No soy tan adepto al baile, mucho
menos a la Samba, me parece un baile suculento en las caderas de las mujeres,
pero atroz en el meneo masculino. Nunca he tomado una Caipirinha. Si uso
Camisinha. Ni de broma leería algo del meloso Paullo Cohello. Tengo ídolos
brasileños que he seguido en mi vida, casi todos claro futbolistas, sin
embargo, deseo de todo corazón que Brasil no se lleve esta copa… y que sea para
México, por supuesto.
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