viernes, 7 de febrero de 2014

COBAIN 20 AÑOS DESPUÉS


Y se acabó el tiempo de pequeño, se terminó la niñez y de tajo el refugio sobre los acordes simples y abominables de Smells like teen spirit. Kurt no lo sabía pero se transformaba en el puente que muchos, entre ellos yo, utilizábamos para dejar de lado la inocencia, para salir a entender el mundo en esa nueva forma llena de dudas adolescentes. 
En la radio Lithium trataba de tranquilizar esa masa distorsionada y se movía con facilidad en las radios comerciales. Poder 95 y Superstereo se animaban a programarla alimentando al monstruo juvenil. Los medios solo estimaban el dinero que generosamente empezaba a lloverles encima.

Y de repente, abril del 94 y el guía se retira. Cobain y Nirvana se van para siempre, así lo designaba tajante una escopeta en la boca. Mis lágrimas fueron sinceras, desde lo más profundo de mi adolescencia.Se desató la ironía de los adultos que juzgaban a la generación como un gran error, como una gran equivocación, tendríamos que esconder la cara de vergüenza supongo.

Sin embargo, en esa generación comprendimos esa muerte como la oportunidad de nunca olvidar el momento en que crecimos, la legitimidad y la pasión con que nos habíamos entregado nos acompañaría toda la vida. Sabíamos que veinte años después tendríamos aun encajado al corazón el incomparable y pasional "Nevermind", o el duro y penetrante "In Utero"... Veinte años han transcurrido hasta hoy y aun es fácil percibir a quienes lo vivimos.
Recuerdo abrir las grabadoras, poner las cintas o el nuevo cd, sentarnos por horas, escuchar a Cobain Novoselic y Grohl una y otra vez, memorizar por completo sus canciones aun cuando el héroe ya había muerto. Fumar cigarrillos baratos a escondidas de mamá, vestir jeans rotos de las rodillas, amarrar camisas de franela a la cintura y llevar el cabello largo aunque toda una sociedad estuviera en contra de ello. En silencio sabíamos todos que rendíamos tributo a quien nos había despertado el lado rebelde y encausado en un camino misterioso y desafiante.
Kurt Cobain fue y aun es mi héroe, nunca justificaré ni entenderé su muerte a manos de su propia infelicidad, sin embargo, tampoco nunca intentaré juzgar esa parte y quedarme con lo que me dio aquellos días de principios de los noventa. Kurt me ayudó a entender que no sería un ser humano común y corriente, que pertenecía a una generación distinta, una que quería gritar, que quería hacerse notar, que quería trascender.

Cobain se despidió aquella última ocasión en New York, de una manera perfecta, hermosa, dejando un último grito que se extinguió poco a poco, dejándonos la responsabilidad de seguir el trabajo a nosotros, a quienes lo habíamos entendido a la perfección...

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