
Brasil fue un concierto de patadas durante sus partidos, ellas permitidas por los árbitros espectadores que guardaron sus tarjetas para otra ocasión. David Luiz jugó partidos que no debió haber jugado, se cansó de repartir codo, rodilla y toda su anatomía en los rivales. Después insolente declaró que había que ganar como sea, palabras cobardes que apuñalan una tradición y encausadas por un nefasto líder Felipao que orgulloso seguía levantando sus dos brazos y girando hacia su banca cada que la suerte, la violencia y el juego medroso le daba resultado.
Fue un Brasil militar, dijo Villoro días atrás, fue un Brasil de corte de juego, tiempista, un Brasil que se olvidó a propósito de su juego y encontró refugio en violencia y miedo a tener la pelota como lo hizo Marcelo. Además encontró en los árbitros paciencia y complacencia para poder patear y engañar y aprovechar en todos los sectores del campo. Y así con violencia también perdió a su único miembro que no cabía en esta novela de vaqueros, así Neymar sucumbió ante la violencia generada por su propio equipo en la cancha.
Hulk, Fred, Maicon, Marcelo, Oscar, Neymar principalmente, llevaron su impotencia futbolística a un concierto de clavados que ni Robben podría ejecutar de mejor manera. Algunos con éxito al principio encontraron pelota parada o penalty después, pero de a poco se fueron diluyendo en la credibilidad y en las cámaras de televisión que evidenciaban la impotencia de los cracks brasileños. Así entonces Marcelo, recibe falta de Muller pero sale con el balón, se siente presionado y no sabe que hacer con la pelota, recuerda tal vez las palabras de su técnico, la estrategia, el engaño, la impotencia, y se tira al suelo en elegante caída cuando tenía una ley de ventaja a velocidad... Marcelo no quería tener la pelota.
Felipao fue humillado por un equipo que todo le salió bien, la derrota de Brasil, la humillación de Brasil deja en claro una justicia al futbol mundial. El éxito de muchos clubes actuales radica en defensivas ferreas, programadas y casi perfectas. Juegos de patadas en medio campo, tiempistas, de corte de juego. Brasil no tenía que pertenecer a esta forma de juego. David Luiz se equivoca tajántemente al decir ganar como sea. Ganar como sea sería el epílogo del futbol más tarde.

Marcelo no quería tener la pelota, Brasil no quería tener la pelota, los balonazos de David Luiz desde el minuto 1 al 90 son evidencia. Los lentos recorridos de Fernandinho, las caídas con afán de engaño de Marcelo, de Hulk, de Oscar, la impotencia de Bernard, la ausencia de Fred, el infierno de Dante. Julio César dijo no se puede explicar lo inexplicable... difiero, Felipao tiene la respuesta, él y sólo él nos podrán explicar que coño hizo para Marcelo dejara de querer tener la pelota...
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