Hace varios años estaba sentado en una silla estúpida de plástico en una noche fría y de hueva, en un concierto bastante apagado cuando vi a un perfecto Nerd subir al escenario y sentarse en una silla a cantar canciones de cuatrero loco. El tipo hacia diferencia con el elenco antes presentado, me gustó su seguridad y su simpleza, su sentido del humor y sobre todo la visión lírica de sus temas, llenos de amor, venganza y mucha naturaleza. Se presentó como José Miel y lo contraté para mi banda de folk punk HUGO.
Descubrí con la amistad de este tipo que no era más que un cuatrero, un ranchero inmerso en las garras de una sociedad perturbadora. Nos ahogamos en alcohol y en música. Creamos varias cosas juntos intentando sumar mi Colonia Las águilas con su Ocotlán querido y otras tantas visiones de esta ciudad. Entendí que una cabeza puede estar perdida dentro millones de sensaciones, y volar en sueños humanos y fraternales relaciones de sueños locos.

Lo regañé por desdeñar su pasado, le recordé que antes había hecho temas increibles con Remmy, su banda, su hijo, su pedazo de campo en este monstruo de ciudad. Remmy es la banda que vive de los sueños y las alegrías y locuras de este tipo y sus secuaces. Remmy es el estrecho de Bering entre Guadalajara y Ocotlán, Remmy es una cartón animado como lo fue en los ochenta, solo que esta vez sin lágrimas, pura felicidad y baile.
Me tocó ser parte de su segunda placa "Annie y la manzana verde", una hermosa obra que conjuga los colores y los matices de una banda que se quería refugiar en pedacitos de historias tiernas y aterradoras. Un juego de luz y de sombra, de personajes y ficción concentrados en la mente insaciable de los Remmy. Una placa que necesariamente debería ser más reconocida en el mundo, para mostrar la belleza de su recorrido entre Ocotlán y Guadalajara, estoy seguro que ese lugar de sueños debe existir en algún punto entre estas dos ciudades.

De Remmy te puedo contar mil cosas, que han tocado en un camión andando, que han tocado aquí y allá, utilizando este u otro instrumento, que han desafiado todo para cumplir sueños y locuras. Te puedo contar que sus tres placas han dejado algo profundo en mi sentir por la música. Si las bandas de Guadalajara tuviéramos la mitad de locura de lo que Remmy esconde detrás de sus cinco integrantes otras cosas sonarían y atacarán la ciudad. Necesitamos más locos en este mundo, el mundo es de los locos, el mundo es de los que piensan diferente y arriesgan hasta los calzones.
Mientras tanto hay un Animalario que te espera, para conectar ese mundo expectante entre Guadalajara maldito y Ocotlán ardiente.
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