martes, 18 de marzo de 2014

PUNK, FOLK, NOSTALGIA Y TONY SLY

Nunca como los que se conocen en la tv, como los que llenan de basura las bocinas de los automóviles, de los celulares, de las fiestas. Nunca un tipo regular que promediara dentro de la música mundial. En absoluto estrella de la radio y cumplidor de las grandes emisoras o los grandes canales.
Tony Sly, uno de los que iniciaron la tremenda carga punk rock de los noventas, y que casi veinte años después es sentimentalmente llamada la “vieja escuela”. Esa escuela vieja ahora, con la que crecimos, con la que sin ayuda de internet ni de modas pasajeras disfrutábamos cada fin de semana, una vieja escuela que nos queda tan vieja como nuestros propios espejos y nuestros propios recuerdos. Aquellas memorias saturadas de slam, de cerveza, de amor juvenil, de patinetas, de rebeldía juvenil.
Tony Sly como uno de los guías gurus alternativos junto a otros tantos que aun viven y aun levantan alto la bandera. Tony Sly el punkrocker, el melancólico, el folk. Que desconectó la guitarra para demostrarnos que la nostalgia de las cuerdas  nylon y la voz conquistante también saben a punk rock, también saben a descontrol, también saben a cerveza y whiskey.
Hoy mis amigos, y todos los que lo vivimos, llevamos cierto parecido en su gesto y en sus acordes, las llantas de las patinetas llevan ese sonido latente, las minivans donde hemos hecho los tours desde hace muchos años en las esquinas tienen los ecos guardados de sus composiciones.
De Tony Sly aprendí que la sonrisa y la nostalgia son perfectas para componer una canción, aprendí que la guitarra desconectada sabe casi tanto o más que la adrenalina de una cruel distorsión. Aprendí el equilibrio entre el punk rock y la vida misma y mi forma de crecer. Aprendí a amar mi juventud y aceptar mi madurez.

A un año de su muerte, chingón Tony Sly

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