lunes, 17 de octubre de 2016

TRUMP VS CLINTON... EL DAÑO ESTÁ HECHO


Sí, repito, el daño ya está hecho. Y es que la tétrica e inusual campaña política que Donald Trump ha escogido para convencer a los votantes norteamericanos en hacerlo el presidente gabacho, se ha convertido en un grito mayúsculo de odio y separación; un retroceso enorme en cuanto a la convivencia humana que tanto trabajo, sangre, y dolor le había costado al mundo entero. El señor Trump se encargó de hacer añicos en unos cuantos meses y discursos siglos de avance y convivencia de las diferentes mayorías y minorías raciales en el mundo, pero sobre todo en los Estados Unidos. En pocas palabras, les volvió a meter el chamuco racista y separatista a los tristes gringos rednecks que estaban tan calmados y amenos.

Es obvio que los pobres gabachos están ante una disyuntiva histórica para escoger entre un par de candidatos más chafaldranas, locuaces y repetidos. Honestamente será difícil saber cual de los dos es el menos peor entre la otrora engañada Hillary Clinton y el magnate de los pelos de elote Donald Trump. Debe ser muy complicado ser republicano de cepa y tener que emitir  el voto ciego partidista por el tipo del eterno puchero. O seguramente los demócratas viven una tragedia al tener que poner su pulgar sobre una señora que ha arrastrado credibilidad al lado de un exmarido con cuestionables dudas.

Pero lejos de saber quien es el idóneo para regir al país de las barras y las estrellas, y apegado a los resultados y la historia, Donald Trump decidió jugar la carta del odio y con ello generar el voto a su favor. La consecuencia es fatal, Trump ha despertado nuevamente al monstruo que ya dormía en el silencio de la convivencia y lo ha regresado a las calles, a las plazas públicas, al color de la piel, al origen étnico. Les ha regalado el pretexto perfecto para volver a gritar al mundo sin tapujos que aun quedan trozos grandes de segregación e intolerancia al mundo creado bajo la premisa del sueño americano.

Las imágenes que circulan alrededor de las campañas del millonario político están repletas de violencia, no de cualquier violencia, de la más dolorosa y pendeja, violencia racial, violencia iracunda sobre las minorías inmigrantes, pareciera que nunca realmente aceptaron vivir con los millones de mexicanos, latinos, indios u orientales. Pareciera como si nunca hubieran dejado de odiar y solo estaban esperando el permiso para cargar las armas y empuñar las dagas de odio. Gane quien gane se avecinan episodios de odio absurdo, despidos laborales, amistades rotas. Los extranjeros que allá viven tendrán que aprender a vivir con el odio y tragarse el orgullo.

El daño está hecho, Si la señora Clinton gana, el despertar de odio que trajo la campaña de odio de Trump será difícil de borrar de el recuerdo de la sociedad. El perdón de quienes fueron humillados y ultrajados por los discursos y los círculos de odio tendrá que ser lento y tal vez innecesario, quizás no exista arrepentimiento de quienes hoy apedrean e insultan. Será un escenario de rencor e impotencia. Por el contrario si Trump gana podemos estar cercanos a vivir episodios aberrantes de segregación como lo vivido en la Alemania Nazi sin lugar a duda. Los años le habrán regresado al poder blanco la capacidad de odiar con la bendición de las leyes.

Hace ocho años el mundo cambió cuando un presidente de color (Obama) por primera vez fue electo en Estados Unidos, parecía entonces que el gran paso se había dado. Hoy, ocho años después no importa realmente quien sea el candidato ganador. Las elecciones violentas y llenas de odio habrán dejado una huella muy difícil de borrar en las mentes y memorias de quienes presenciamos tal aberración. Si esto continua así en unos meses más para nuestros compatriotas allá algo tan sencillo como salir a la calle, pueda ser la peor pesadilla. El daño está hecho, Trump pronunció tres veces Bettlejuice y la locura, el odio, el racismo, la violencia, fueron traídos a escena y quizás para siempre.




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